miércoles, 8 de agosto de 2012

LAS ALCALDIAS EN EL PERÚ



LAS ALCALDIAS EN EL PERÚ *
                                                                                                          ING. CARLOS PAICO JOAQUIN

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                La idiosincrasia del peruano es aprovechar al máximo de cada acto o circunstancia que se les presenta en la vida. Por ello no será raro ver que muchos se presenten a las elecciones de alcaldías en todo el territorio patrio. Esto es un fervor más que el propio fervor religioso, es un escape a la miseria, las que muchos estaban hasta ese momento imbuidos por su propia naturaleza o por poca formación profesional, de la no oportunidad en cada uno de sus profesiones o, analizando más profundamente, diríamos la poca o casi nada formación educativa que les pueda defender de la economía globalizada que les llega a la nuca.
El peruano es oportunista, comodín y avaricioso, que le lleva a cometer diversas fechorías, aprovechando del cargo que hasta ese momento ostentan; además, se puede decir que aprovechan las circunstancias de que el país está hundido completamente en el caos y desgobierno por culpa de un flagelo circunstancial que se llama corrupción.
Se llama flagelo circunstancial porque nada es perenne en esta vida, mucho depende de sus propios habitantes, de sus propios ciudadanos; además en un país mísero y del tercer mundo, que carece de educación y buena formación, que en el tránsito hacia la modernidad haya perdido el norte en el tema de valores, es un país que no tiene garantía en términos de seguridad ciudadana, porque hasta en eso la corrupción arrastra a policías y jueces.
Alcaldes de distritos y de provincias de nuestro Perú profundo, llevan las administraciones por el cauce que más le conviene, engañando día a día a las poblaciones que se conforman con un kilo de arroz que les regala para calmar los ánimos caldeados de seguir con las mismas carencias desde tiempos remotos.
Es por ello que se tiene que cambiar las leyes y trabajar para darle un marco jurídico a las elecciones de alcaldías, en donde propondré una alcaldía, a nivel nacional, de un servicio gratuito, y de acuerdo a la eficiencia de su trabajo se le retribuya una especie de porcentaje del emolumento, a más eficiencia y buenos resultados, mayor será sus ingresos por el servicio prestado a la nación.
La vocación de servicio se convirtió en el proceso democrático en una vocación al servicio de su bolsillo, de los cuales muchos alcaldes han hacho de aquello, una especie de lotería a un número ganador.

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